Ni Calatrava, ni Moneo, ya puestos...
Da la sensación de que vivimos en un mundo en el que ya no caben genialidad y grandeza implicadas en el entorno... Un mundo de aquí te pillo, aquí te mato y aquí te planto, cuantos más colores mejor (y que viva el queso gruyere!)... El resto, no importa...
Se confunden vanguardia e innovación con tomadura de pelo... Y se pasa de romperse la cabeza para lograr una simbiosis entre función y forma, al "ahí tienes tu forma "chachi" señor alcalde, págame y apáñatelas"...
Y recordamos cuando nos pusieron "The Fountainhead" en clase, y esa lucha de Howard Roark por acabar con el tradicionalismo de la arquitectura de aquel entonces, esa lucha por el individualismo y la idea (siempre con funcionalidad)... Y nos paramos a pensar, y resulta que ahora nos hemos convertido en lo opuesto, un revuelo de ideas sin sentido alguno, todo el mundo tiene ideas, y triunfa la más chillona... La funcionalidad ya no existe, es irrelevante, y el arquitecto se ha convertido en un ser sabelotodo y despreocupado que no acepta crítica alguna porque sólo él se entiende a sí mismo, nadie va a entender su idea (el Guggenheim es un corazón que bombea a los visitantes a las diferentes exposiciones...Sí claro, di que te ha salido del alma, y nos quedamos más tranquilos...). El arquitecto se ha convertido en un mero diseñador de carcasas cool...
Carcasas de marca, como no... Como en todas las cosas se está pagando marca, no calidad...
Sí, ¡HASTA EN LA ARQUITECTURA!
¿Aprovechar el espacio? ¿Pa qué?
¿Ajustarse a un entorno? ¿Pero qué coño?
Oye, y, este edificio ¿para qué era? ¡Da igual!
¿El mantenimiento? Eso no es cosa mía...
Somos taaaaaaaaaaaan vanguardistas, contemporáneos y modernos, que se nos ha olvidado que una casa es para vivir en ella, una biblioteca para leer, y demás cosas obvias...
Y con la firme convicción de que si Kahn levantase la cabeza querría volver a morirse al verlo...
Concluímos con un:
"Bienvenidos a la vulgarización de la arquitectura..."
